viernes, 27 de julio de 2018

EL DIARIO DE LILLY

10/07/2000
Un suceso extraño
     Querido diario, hoy me sucedió algo muy extraño, algo inesperado, quizá fue una simple coincidencia, pero por alguna extraña razón no puedo sacarlo de mi mente.

     Estaba yo caminando sin rumbo, como suelo hacer a veces cuando me siento triste o solitaria, y pasé por una iglesia con una arquitectura hermosísima, gigantesca; te juro que al pasar vi a alguien que me llamó, pero estaba muy lejos así que no pude reconocerlo y tuve miedo así que no hice caso y seguí caminando sin rumbo. Al cabo de unos minutos había olvidado lo ocurrido pero al caminar unos 500 metros más y llegar a una pequeña plaza, un joven que parecía indigente se me acercó, yo sentí mucho miedo, creí que me iba a robar o me iba a pedir limosna, pero no fue así, ese chico me dijo: “Eso que estás buscando sin saber se llama Jesús y está más cerca de lo que crees, lo pasaste hace un momento”.

     Yo quedé consternada, peor de asustada, o sea, estas son cosas que no le pasan a nadie, ¿o sí? Creo que me estoy volviendo loca, mi mejor amiga, Kate, siempre me lo dice pero no creí que lo dijera en serio. Yo creo que ese joven se equivocó de persona, o a lo mejor él estaría más loco que yo y por eso era indigente. El gobierno debería encargarse de ese tipo de personas para que una no tenga que pasar esos sustos.

     En fin, creo que debo dejar de caminar sin rumbo por la calle, todo se está volviendo peligroso y no quiero volver a encontrarme con que me sucedan estas cosas. Ya le dije a Kate, me volvió a decir que estaba loca, que no le prestara atención a tonterías como esas.

Lilly, la más hermosa.

11/07/2000
No puedo controlar mis pensamientos
     Anoche casi no pude dormir, simplemente no podía dejar de pensar en esas palabras. ¿A qué Jesús se refería? ¿Sería un hombre cualquiera o sería ese Jesús, el de la cruz, el que supuestamente dio la vida por todos nosotros?

     Fui a casa de Kate y le conté que no podía dejar de pensar en las palabras de ese indigente. Casi recibo una cachetada de ella. Pero después cambiamos el tema, ella sacó una botella que su mamá había guardado y comenzamos a beber y a hablar de ese chico de la Uni. Hicimos un plan para que se acercara y ahora tengo tarea, según Kate debo comprar ropa nueva porque ya parezco una vieja vestida. Quedamos en ir mañana al centro comercial de compras.

     Es increíble cómo el alcohol te hace olvidar todo, estoy mucho mejor ahora querido diario.

Lilly, la perseguidora de universitarios lindos.

13/07/2000
Esto es serio
     Querido diario, volví a ver al chico indigente en el centro comercial, se acercó a nosotras y me dijo: “Él no te exige atuendos nuevos, para Jesús eres perfecta como eres”.

     Kate se asustó más que yo y comenzó a insultarlo hasta que se fue. (Admito que dijo muchas obscenidades). Pero logró su objetivo, el chico salió despavorido. Sin embargo, me hizo recordar lo que casi había olvidado. Y ahora es más fuerte.

     Tengo algo en mente, no se lo he dicho a Kate porque sé que no me dejará porque es algo arriesgado, pero creo que solo así podré sacarme esta piedrita de mis sandalias. Creo que iré a buscar a ese indigente para dejarle claro que no soy yo a quien busca ese tal Jesús, que debe ser otra persona muy parecida a mí. Ojalá Kate no se entere, si no me mata.

     Mañana te cuento más una vez que haya buscado al chico.

Lilly, la loca valiente.

16/07/2000
No se equivocó
     Querido diario, hace varios días que no te escribía, no es que me olvidé de ti, es que estaba pensando cómo decirte las cosas que pasaron estos días.

     Busqué al chico, el indigente de la plaza. Se llama Juan y no es indigente, solo se viste mal. Al verme ese día acercarme hacia él se alegró. Yo iba con cara de amargada y antes de que hablara le dije todo lo que había planeado. Esperaba que se disculpara pero lo que hizo fue reírse.

     Me dijo que no estaba equivocado, que realmente me hablaba a mí y que sí se refería al Jesús de la cruz. Me invitó a un grupo de la iglesia pero yo le dije que estaba muy ocupada, sin embargo me dejó una tarjeta con los días y horas de reuniones del famoso grupo. Se oye aburrido pero a la vez parece interesante. Mañana se reunirán y yo iré, total no tengo nada que hacer. Invité a Kate, a propósito de que le conté todo (Perdóname por no contártelo primero), primero me insultó, pero después aceptó acompañarme, según dijo, para cuidarme.

     Estoy emocionada aunque no sé por qué, tendrás más información mañana.

Lilly.

17/07/2000
¡Qué sorpresa!
     Querido diario, acabo de llegar del encuentro con el grupo de la iglesia, no me vas a creer; encontré a varios amigos de la uni allí. ¿Por qué nunca me invitaron?

     El encuentro estuvo genial, había más de 30 chicos, casi todos de mi edad. Y todo lo que hicimos me encantó. Primero bailamos como locos, hubo un compartir de chucherías y un momento para conocernos. Y en el momento de la oración me sentí tan bien, como si alguien me abrazara. Sin duda quiero volver a repetirlo, aunque tendrá que ser sin Kate, a ella le pareció súper aburrido. Total, ella se lo  pierde.

     Le dije a mamá y se alegró mucho, quedó en llevarme en el auto la próxima vez para asegurarse de que no estoy yendo a otras cosas, qué poca confianza que me tiene, yo que soy la niña mejor portada de todo el mundo.

     Definitivamente estoy loca.

Lilly, ahora más loca.

18/07/2000
¿Qué le pasa a Kate?
     Querido diario, hoy estoy un poco triste porque ayer después de escribirte le dije a Kate que me acompañara al encuentro de mañana en la iglesia y se enojó conmigo. Me dijo que no fuera más a la iglesia porque allí querían controlarme, que si seguía yendo me dejaría de hablar y me colgó. Desde entonces no contesta mis llamadas y no responde mis mensajes, ¿qué le pasa? Es solo un grupo juvenil. En fin, creo que iré a visitarla esta tarde para hablar.

     Entre otras cosas no he parado de hablar de mi primer encuentro con Jesús y ya mamá me está diciendo que voy a volverme monja. ¿Puedes creerlo? Yo monja; ni loca. Mañana iré al siguiente encuentro con mucho ánimo, espero que Kate acepte acompañarme.

Lilly, súper amiga de Jesús.

20/07/2018
No quiero que pase esto
     Querido diario, Kate decidió romper con nuestra amistad, estoy muy triste, no quiero dejar el grupo juvenil, me gusta mucho, pero no quiero perder a mi mejor amiga. Juan prometió ayudarme con eso.

     Ayer, cuando fui al grupo, me presentaron ante el santísimo, siento que no puedo dejar de hablar de Él. No del chico de la uni sino de Jesús, él es mi Dios y me ama tal y como soy y yo siento que lo amo también, se lo dije a mamá, a papá, le escribí en una carta a Kate y también a algunos amigos, los invité y ahora todos me llaman loca, aburrida y monja, pero no me importa, estoy enamorada de Jesucristo y no quiero dejar de hablar de Él, de lo que hizo por mí; me rescató y me dijo que yo soy para Él la niña de sus ojos.

     Decidí hacer unos volantes para repartirlos en la uni. Me siento muy feliz, querido diario, quisiera que fueras una persona para que fueras conmigo y vieras lo bien que es estar con Jesús. Y aunque Kate no está para compartir esta felicidad con ella sé que Dios permitirá que estemos juntas nuevamente.

Lilly, la hija amada de Dios

20/08/2000
Gracias Juan
     Querido diario, perdóname por abandonarte por tanto tiempo, parece que ahora he encontrado un nuevo mejor amigo, o mejor dicho, un nuevo amor, y eso que solo ha pasado un mes.

     He querido volver a escribirte porque mañana voy a un campamento vocacional, parece que mamá tenía razón al decir que me volvería monja. Quiero ser de Jesús, quiero abandonarme en sus brazos, quiero entrar al convento y servirle desde allí. Así que comenzaré mi experiencia vocacional y te mantendré informado, lo prometo.

     Kate me llamó hace una semana, dijo que me extraña y que le hace falta hablar conmigo, le dije que iría a su casa, fui y hablamos muchísimo, lloramos juntas y se alegró cuando le dije que iba a comenzar mi proceso para entrar al convento, además, aceptó venir al grupo. Yo sabía que mi Jesús nos volvería a tener juntas, le doy gracias a Juan el chico indigente que no es indigente, por haberme invitado de la forma en que lo hizo, de verdad es un gran chico y parece que quiere ser sacerdote.

     Te volveré a escribir pronto y verás que tendré buenas noticias, a ti también te ama Jesús.

Lilly, enamorada de Cristo.

     “Porque no hay árbol bueno que dé fruto malo y, a la inversa, no hay árbol malo que dé fruto bueno. Cada árbol se conoce por su fruto. No se recogen higos de los espinos, ni de la zarza se vendimian uvas. El hombre bueno, del buen tesoro de su corazón saca lo bueno, y el malo, del malo saca lo malo. Porque de lo que rebosa el corazón habla su boca.” (Lc 6, 43-45)

jueves, 12 de julio de 2018

MI AMIGO RAFA

     Ayer tuve un día pésimo, juro que fue el peor día de mi vida, todo se puso en mi contra y prácticamente todo me salió mal, pero lo que creí que fue el colmo de todo en realidad me dejó una maravillosa enseñanza. Quiero contarte todo mi día, desde que me desperté hasta después que me acosté.

     Comenzaré por decirte que le dije a mi esposa que me despertara a las 5:30 am porque tenía que estar a las 7:00 am en el trabajo para una conferencia muy importante a la que no podía llegar tarde, ni faltar, siquiera.

     Pues resulta que mi esposa se quedó dormida y tampoco escuchó el despertador, y cuando me desperté ya eran las 6:30 am, te podrás imaginar la hora a la que llegué a la conferencia, sobre todo porque, como sabes, las colas acá en Caracas son terribles. Cuando llegué a la conferencia mi jefe me miró con la cara más terrible del mundo. Es que si tuviera pistolas en los ojos ya estuviera yo muerto. Pero fíjate que no cae muy mal el ejemplo de estar muerto, cuando terminó la conferencia, a eso de las nueve, mi jefe se acercó y me dijo, (cito textualmente): “Solo una cosa te pedí Jesús, que llegaras a tiempo, y me fallaste, lo siento, recoge tus cosas y no vuelvas más.”

     Sí, así como escuchaste, me despidieron, hoy me he quedado sin trabajo, ¿y ahora qué hago?, ¿cómo mantendré a mi familia, a mis hijos, a quienes tanto amo? Es difícil, más aún decirle a mi esposa, ella se sintió culpable porque no me despertó a tiempo, pero yo no la culpo, esas cosas pasan, a veces nos quedamos dormidos y no escuchamos el despertador, es algo que le puede pasar a cualquiera y esta vez me pasó a mí.

     Cuando llegué a casa abracé a mi esposa y lloramos juntos, me pidió perdón pero yo le dije que no tenía nada qué perdonarle, yo la amo y no me enojaría con ella por eso. Decidimos mantener la calma y comenzar a buscar juntos un nuevo empleo, quizá un negocio independiente, tenemos algunos ahorros y buenos amigos que nos pueden ayudar.

     En la tarde, después de almorzar, los niños tomaron su siesta y a eso de las tres se despertaron para salir a jugar al jardín y mientras corrían detrás de la pelota Sebastián se tropezó, cayó al suelo y se fracturó el brazo. Tuvimos que salir inmediatamente al hospital y utilizar los ahorros para pagar todo el tratamiento de Sebas, así que lo del negocio propio ha quedado en el olvido por ahora, la familia es lo más importante.

     Llegamos agotadísimos a casa, por ahí como a las nueve de la noche. Decidimos, mi esposa y yo, dormir junto con los niños para estar pendientes de Sebas, él aún seguía algo adolorido pero de tanto llorar se quedó dormido pronto.

     Creerás que eso fue todo mi día pero no, cuando creí que la jornada había terminado pasó algo, a las 12:30 de la madrugada me llamó Rafael, un amigo de la infancia con el que tenía más o menos un año sin hablar. Yo contesté entre dormido y extrañado, pero él me dijo: “Jesús, hermano, perdóname por llamarte a esta hora pero no lo haría si no fuese realmente importante, necesito tu ayuda. Por favor, mi hija está muy enferma y no tengo dinero para los medicamentos, por favor amigo, no tengo a más nadie, por eso recurro a ti, no me dejes morir.”

     ¿Qué? Pero Rafa, yo estoy prácticamente igual que tú, esta tarde Sebas se fracturó el brazo, yo me quedé sin trabajo y tuve que utilizar los ahorros para pagar todo el tratamiento, lo siento amigo pero no tengo como ayudarte, no te diré que no tengo dinero, pero es que el que tengo es para Sebas y para la comida mientras encuentro un nuevo trabajo, lo siento. Y colgué, estaba cansado.

     Pero él insistió, volvió a llamarme, realmente estaba necesitado, cuando volví a contestar estaba llorando fuerte y yo, esta vez, no pude negarme. Él estaba frente a mi casa, así que me levanté de la cama y no solo le di dinero para los medicamentos de su hija, también lo abracé y lo escuché mientras lloraba y me contaba de la enfermedad de su niña, entre otras cosas me dijo que su esposa se fue con otro y no volvió a preguntar por Sofía (su hija).  Al final se fue bastante agradecido, prometió estar en contacto con más frecuencia y también me dijo que hablaría con algunos amigos para lo de mi trabajo, por supuesto, dijo que me pagaría cuando tuviese la oportunidad de hacerlo, yo le dije que no se preocupara, la familia es lo más importante.

     Así que esta mañana me levanté antes que todos y tuve tiempo de caminar por el jardín para pensar un poco y me di cuenta de que en realidad mi día no terminó tan mal, tuve la hermosa oportunidad de ayudar a un amigo con su necesidad, siempre es bueno ayudar a los amigos. A las siete recibí un mensaje de Rafa, me dijo que Sofía estaba mucho mejor, el medicamento le sentó muy bien y que seguía recuperándose, probablemente le darían de alta hoy mismo, así que yo, como buen creyente que soy, lo invité para la misa en la tarde junto a toda mi familia, aceptó con alegría...

También les dijo Jesús: Supongamos que uno de ustedes tiene un amigo, y que a media noche va a su casa y le dice: “Amigo, préstame tres panes, porque un amigo mío acaba de llegar de viaje a mi casa, y no tengo nada que darle.” Sin duda el otro no le contestará desde adentro: “No me molestes; la puerta está cerrada, y mis hijos y yo ya estamos acostados; no puedo levantarme a darte nada.” Les digo que, aunque no se levante a darle algo por ser su amigo, lo hará por su impertinencia, y le dará todo lo que necesita. (Lc 11, 5-8)

miércoles, 4 de julio de 2018

HISTORIAS DEL METRO

     Uno de los retos más grandes al aventurarse en la experiencia del blog es saber qué publicar. 

     En esta ocasión he decidido tomarme la tarea de plasmar en historias cotidianas, cercanas y muy reales, cada una de las parábolas de Jesús. Es importante acotar que ninguna de las historias basadas en las parábolas es real, a lo mejor han sucedido, uno no sabe todo lo que pasa en el mundo, pero en este caso las historias son producto de la imaginación, al igual que los personajes.

     Sin más preámbulo, conozcamos nuestra primera historia llamada Historias del Metro. 

        Ayer estaba en el metro; por una extraña razón que aun no comprendo decidí subirme al metro y simplemente pasar por todas las estaciones, quizá era para abandonar el estrés. Lo cierto es que mientras estaba recorriendo estación por estación un hombre muy bien vestido se sentó a mi lado y comenzó a contarme la historia de su vida y lo que había pasado con su hijo. Esta historia me impactó tanto que se quedó grabada en mi mente y en mi corazón a tal punto que tuve la necesidad de escribirla, por supuesto que cambiaré los nombres de los personajes porque no es conveniente colocar los verdaderos. Este hombre era ya mayor, casi anciano, su nombre era Alberto, será el único nombre real que les diré, y solo porque es digno de recordar. Alberto comenzó su historia así:

—Recuerdo cuando era más joven, era muy ambicioso, todavía lo soy, aunque no lo crea, este abuelo todavía quiere lograr algunas cosas, siento que me quedan todavía muchísimos años de vida.

     Yo tuve un hijo que se parecía mucho a usted, joven. Usaba barba, el cabello largo, todas las chicas estaban muy pendientes de él pues decían que era muy apuesto, pero solo lo buscaban por su físico, así que siempre terminaba en la sala de la casa jugando en su Play Station (le costó pronunciarlo), comiendo chocolates y escuchando música a todo volumen, me encantaba cuando llenaba la casa de ruido.

     Yo me dedicaba a las tareas de oficina, era un trabajo muy relajado, con bastante silencio y tiempo para estar pendiente de todo lo que sucedía en el mundo, muchas veces me preocupaba por tantos problemas, sentía que necesitaba ayudar a la humanidad, usted sabe, cuando uno es ambicioso quiere lograrlo todo. Pero cuando mi hijo cumplió sus 33 años, decidí independizarme y formar mi propia empresa, pensando también en "ayudar a la humanidad", por lo menos a los que me rodeaban. Así que compré un gran terreno, en él no había nada, pero era perfecto para dedicarse a la siembra y el cultivo de cualquier tipo de hortalizas. Era gigantesco. Oh, por cierto, discúlpeme, no le dije que mi hijo se llamaba Josué.

     Como le dije, yo era un hombre de oficina, nunca en mi vida había trabajado en el campo y en el cultivo, así que tuve que buscar personas que me asesoraran, y contraté trabajadores aptos y profesionales en el campo, los mejores. Recuerdo que pensaba que había sido un buen negocio pues a pesar de ser profesionales no cobraban muy caro. (Soltó unas cuantas risas que se apagaron inmediatamente, no entendí por qué hasta que me lo explicó.)

     Pero como siempre dicen por ahí: Lo barato sale caro. Yo confié demasiado en estos trabajadores; tenía mis razones, los primeros meses fueron bastante exitosos, lo recuerdo muy bien, ¡qué tiempos aquellos! Entonces decidí mudarme. Nosotros vivíamos en una bonita casa muy acogedora en los andes, en una hermosa montaña, podrías vivir feliz allí toda tu vida. Pero usted sabe muy bien que uno siempre busca cosas que cree mejores, así que decidimos mudarnos al centro de la ciudad.

     Como todo iba muy bien con la tierra y con mi nueva empresa, decidí dejar encargados por un año a los trabajadores, así que yo me dediqué por completo a mi familia. Pero antes de cumplirse el año quise echar un vistazo para ver cómo estaba todo en el campo así que decidí enviar a unos representantes para que redactaran un informe y me lo presentaran, a lo mejor los trabajadores tendrían alguna queja y no lo habían manifestado, usted debe saber, parece un hombre de negocios. (Me miró de arriba abajo, yo estaba de corbata)

     Resulta que semanas después regresaron los representantes que envié muy disgustados conmigo porque los trabajadores ni siquiera les abrieron las puertas, me dijeron que de tanto insistir los amenazaron. Yo los calmé, les dije que a lo mejor pensaban que eran del gobierno y querían expropiarnos las tierras, son hombres muy prudentes. Pero ellos muy enojados se fueron y me pidieron que no los volviera a mandar a ir.

     Bueno, yo no me compliqué la vida, hablé con algunos amigos y les pedí que fueran, a ellos los conocían los trabajadores porque habíamos compartido en el campo una vez. ¿Qué cree usted, joven? Al volver traían las mismas noticias de los primeros. Ahí comencé a preocuparme y también me enojé, así que comencé a llamar a estos trabajadores para ver qué pasaba, así estuve un mes, hasta que decidí dejar de pagarles para que llegaran a mí, yo tenía la ventaja de que era el administrador. (Se detuvo un momento)

     Perdone joven, ¿no necesita usted bajarse? No sienta pena de decirme cuando tenga que quedarse, mire que este pobre abuelo está obligándolo a escucharle sus tonterías. (Para mí era fascinante la historia, así que le pedí que continuara)

     Como le venía diciendo, un mes dejé de pagarles y nada, así que decidí enviar al propio Josué, a mi hijo; le pedí que les llevara los cheques con sus pagos para que lo dejaran entrar sin problemas. Él, muy obediente como siempre se fue y entonces sucedió lo que nunca me imaginé. (Su rostro cambió totalmente, ahora su mirada se quedaba mirando fijamente un punto del vagón, como si no estuviese allí en ese momento)

     Mi hijo no regresaba, lo llamé y no me contestaba, lo habían asesinado. Ni siquiera tomaron sus cheques, solo lo mataron como si fueran un animal. Es lo más doloroso que me ha pasado en la vida, no pod… (No pudo continuar, miró a otro lado para que yo no le viese el rostro, yo no sabía qué decir, no sabía si estrecharle mi mano, simplemente estaba impactado totalmente. Solo se me ocurrió preguntarle:

—¿Y qué pasó con los trabajadores?)

—Qué cree, por suerte la ley estaba de mi lado y decidieron encarcelarlos, así que decidí desde entonces dedicarme yo mismo a la tierra, fue difícil, me tocó aprender allí sobre la marcha, pero tuve buenos amigos que me apoyaban y me ayudaban, verdaderos amigos que no me defraudaron y hasta ahora no me han defraudado, además, sé que mi hijo desde allá condense encuentra también me ayuda.

     No me malinterprete joven, yo desde pequeño he sido muy cercano a la religión católica, desde niño se me enseñó que hay que perdonar tanto como sea necesario, así que yo fui un día a ver a estos hombres a la cárcel y decidí perdonarlos, fue algo extremadamente difícil, cuando vi al primero solo veía a mi hijo muriendo en sus manos, pero no podía dar la espalda a mi fe. Los perdoné y eso ha sido una luz en mi vida que no se apaga, desde entonces puedo decir que soy feliz nuevamente. Lo que sí les pregunté estando en la cárcel con ellos fue por qué lo habían asesinado, si él solo quería entregarles su paga y ver cómo iba todo. Ninguno me contestó. Actualmente siguen en la cárcel y yo a veces los visito, el perdón se muestra con acciones. (En ese momento me sonrió, miró a los lados, se levantó sin decirme adiós y se fue. Yo estaba pasmado, cómo era posible que los hubiese perdonado, a esos canallas que le quitaron lo más preciado, tomé el cuaderno que siempre llevo conmigo y comencé a escribir la historia que ahora estás leyendo, entonces, mientras seguía recorriendo las estaciones y escribiendo recordé aquella parábola de Jesús:

     "Cierto hombre que era propietario plantó una viña, la rodeó de una cerca y cavó en ella un lagar, edificó una torre, la arrendó a unos labradores y se marchó de allí. Cuando se acercó el tiempo de los frutos, envió a sus criados a los labradores para percibir sus frutos. Pero los labradores, agarrando a los criados, a uno lo golpearon, a otro lo mataron y a otro lo lapidaron. De nuevo envió a otros criados en mayor número que los primeros, pero hicieron con ellos lo mismo. Por último, les envió a su hijo, diciéndose: A mi hijo lo respetarán. Pero los labradores, al ver al hijo, dijeron entre sí: Este es el heredero. Vamos, matémoslo y nos quedaremos con su heredad. Y, agarrándolo, lo echaron fuera de la viña y lo mataron. Cuando venga el duelo de la viña, ¿qué hará con aquellos labradores? Le contestaron: A esos malvados les dará una mala muerte, y arrendará la viña a otros labradores que les entreguen los frutos a su tiempo. Jesús les dijo: ¿Acaso no habéis leído en las Escrituras: ´La piedra que rechazaron los constructores, ésta ha llegado a ser la piedra angular? Es el Señor quien ha hecho esto y es admirable a nuestros ojos?

     Por esto os digo que os será quitado el Reino de Dios y será dado a un pueblo que rinda sus frutos. Y quien caiga sobre esta piedra quedará destrozado, y sobre quien ella caiga, lo aplastará.
(Marcos 12, 1-11)

"DIVERGENCIA POLÍTICA ¿DIVISIÓN O SEPARACIÓN?

¿De qué hablamos cuando usamos la expresión "Divergencia"? Es un tópico interesante que quisiera aclarar para evitar confusiones q...